domingo, 26 de junio de 2016

Un recuerdo que duele... Aunque hayan pasado 43 años

A estas horas, hace 43 años, el rumor corría cada vez más fuerte, Wilson, a pocas cuadras de la hoy mi casa (en el cine del Cerrito), anunciaba la agonía final de la democracia, muchos no lo podían creer, se rompía nuevamente el orden institucional. Nada era como antes en los anteriores "Golpe de Estado", hubo grupos de los partidos tradicionales que apoyaron dichas acciones presidenciales, que no contaba en forma pública (aunque sí tácitamente) de las Fuerzas Armadas; esta vez era distinto todo el arco político estaba en contra de un quiebre institucional, salvo raras excepciones, nadie apoyaba la locura política de Bordaberry, y menos aún de apoyar en el poder a las Fuerzas Armadas. El poder estaba ya en manos de esa fuerzas militares, desde febrero del '73, cuando la mayoría del arco político dejó en forma solitaria a un errático presidente, y apoyaron los comunicados 4 y 7.
Entonces la pregunta sería ¿son los partidos políticos responsables del avances de las Fuerzas Armadas? No, sería una respuesta ingenua, y olvidándose de las circunstancias que las Fuerzas Armadas adquirieron ese poder político.
Volveríamos a cuestionarnos ¿la guerrilla urbana fue la causa de su asenso político? La respuesta más fácil sería sí, pero otra vez omitiríamos circunstancias de la década. La guerrilla urbana es la principal causante del asenso militar, pero no la única causa, la vida política y su dirigencia estaba altamente desprestigiada, a ello se le sumaba una crisis económica donde el país no lograba salir adelante. Para completar esa situación, se desarrollaron las elecciones más raras de la historia del país, escasos 12 mil votos impidieron al Partido Nacional volver a ser gobierno, y la nueva administración empezó a caminar totalmente renga, sin apoyos necesarios para gobernar con políticas amplias y necesarias que el país necesitaba.
El quiebre institucional, fue paso a paso una opción más real, ante el fracaso del arco político de buscar una salida institucional decorosa frente la fragilidad de un Presidente que cada día estaba más aislado y endeble políticamente.
La noche del 26 de junio de 1973, debe recordarse como la jornada cívica del coraje, no de despedida, sino de aquellos que tuvieron la necesidad de decir a la opinión la aberración que iba a cometer Juan María Bordabbey. El discurso más enfático fue el de Wilson, y quedará en la memoria del Partido Nacional la declaración de luchar contra la dictadura que se instauraba. Otra noche memorable fue lo que hizo la Junta Departamental de Soriano, reuniéndose y sin miedo enfrentándose a la dictadura.
Luego vino lo que sabemos todo, torturas, desaparecidos, asesinatos, y la voluntad del pueblo manifestándose en contra de un plebiscito que perpetuaba el poder militar.
El 27 de junio debe recordarse por el arco político como el "día del fracaso", donde no supueron superar sus diferencias en bien de la población.

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