sábado, 8 de agosto de 2015

El Estado Benefactor

En Uruguay, desde hace mucho tiempo la población tiende a que el Estado no solo le de trabajo sino también que le cubra sus necesidades básicas. Como nación todavía no hemos salidos de una idea idílica de un Estado benefactor, o como le decimos los uruguayos un "Estados Batllista". Esa idea de estado heredada desde hace más de 100 años, se ha ido acentuando con el correr de los años, y el "Neobatllismo" la profundizo aún más, haciendo un Estado no solo proveedor de servicios sino también de trabajo, comenzó con él y luego se fue profundizando con el lento correr de los años el llamado "clientelismo político" (enchufes en el Estado); es así como todo uruguayo aspira un empleo público no solo por seguridad laboral sino también por comodidad, porque en él puede hacer la "ley del mínimo esfuerzo" y exigir como el que más trabaja, de esta manera se ha ido asentando la denominada idiosincrasia uruguaya.
En el nuevo siglo, y con un cambio de orientación en materia ideológica de quién conduce el gobierno, cuando todo era favorable para cambiar las estructuras mentales de una población que se todavía sueña en el "Estado Benefactor", y cuando se estaba saliendo del túnel de una horrible crisis económica (una de la peores de nuestra historia nacional); y era muy factible ese cambio no se dio. Sucedió todo lo contrario, otra vez se acentúo ese Estado que da todo sin pedir nada a cambio, liberó cientos de millones de pesos a cambio de nada, no siquiera de ir a barrer la escuela de sus hijos, por lo tanto se fomentó el famoso me dan sin hacer nada a cambio.
Hoy cuando la historia ha cambiado, y se pide un esfuerzo a todos, en especial a aquellas personas beneficiadas por las políticas sociales, no solo hay un silencio en su respuesta sino que se oyen exigencias.
Por eso nunca mejor las palabras del Señor "hay que darles el pescado pero también enseñarles a pescar", mi reflexión es: El Estado nunca puede estar ausente en la ayuda de los más desfavorecidos, pero nunca puede negar a pedir aunque sea una pequeña contrapartida, porque de lo contrario cuando pida ayuda recibirá más exigencias.

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