La Iglesia no solo fue
la voz de aquellos que no tenían voz por ser los más desprotegidos, sino
realizó un trabajo encomiable haciendo tomar conciencia al pueblo de sus
derechos.
Si
nos ponemos a pensar, y en mi caso como alguien que integró las huestes
eclesiales, miramos con mucho amor el documento de Pueblo, veíamos sus
conclusiones como verdaderas representante de la opinión de los sucesos de lo
que vivía la población de toda América, pero ello no puede ser entendido
primero sin el Concilio Vaticano II, y sobre todo la Conferencia de Medellín.
Medellín
es la toma conciencia real de los prelados eclesiales de las graves situaciones
de su pueblo, donde la mayoría no solo vivía de bajo de la línea de pobreza,
sino además eran explotados por grupos burgueses aliados al gobierno que
bloqueaban toda posibilidades de derechos a esos excluidos.
El
trabajo de la iglesia de El salvador, y de toda América Latina, fue un trabajo
de base, es decir un trabajo en grupos pequeños para a través del evangelio ir
tomando conciencia de la situación que atravesaban, y de las dificultades a la
que eran expuestos.
Fue
la misma Iglesia, que puso bajo su amparo a las primeras organizaciones
campesinas surgidas luego de tomar una clara conciencia de su situación de gran
vulnerabilidad que se encontraban frente a un Estado autoritario y oligárquico.
Sin la debida protección que empleo para la formación de la formación de los campesinos
hubiera sido prácticamente imposible el éxito que fueron teniendo, al menos en
agruparse. Es muy probable que el gobierno viendo las movilizaciones campesinas
hubiera atacado a los principales líderes con grupos paramilitares como luego
sucedió, pero el movimiento ya estaba consolidado.
A
mi entender la Iglesia, como una institución de formación ideológica, para mi
es indiscutible esta afirmación, a través de los sacerdotes como el Padre
Grande (asesinado por las fuerzas gubernamentales), y muchos otros, tuvieron el
invalorable apoyo de su arzobispo Monseñor Óscar Romero, que claramente
comprendió donde estaba la verdadera razón del compromiso del pueblo
salvadoreño. Su muerte como mártir en defensa de las denuncias realizadas
debido a las atrocidades cometidas por el gobierno, hicieron que la Iglesia del
Salvador tuviera todavía más conciencia de la actitud que debía tomar, en una
sociedad que se estaba polarizando e ingresando a una cruenta guerra civil.
Para
finalizar, podemos decir que la Iglesia, no fue una simple compañía de la toma
de conciencia de la realidad salvadoreña, donde amoldó el discurso para quedar
al lado de los más pobres; para nada de ello solo se abrió de la toma de
conciencia cuando poco a poco el movimiento que había ayudado a formar en el
campesinado comenzó a tomar la línea marxista leninista, del cual no estaba de
acuerdo.
Por
último, me parece muy imperante señalar la importancia de la Conferencia de
Medellín, es a mí entender la que da una nueva visión en materia de revelarse cristianamente ante la situación, propiciada por una ideología que tiene mucha importancia en
los pueblos americanos.
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